Rendimiento escolar y la vista
El bajo rendimiento en el aprendizaje o fracaso escolar es un problema de primer orden, especialmente en un país como España donde los datos oficiales señalan que el 26% de los alumnos de ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria) no finalizan los estudios con la titulación correspondiente por mostrarse incapaces de alcanzar las competencias básicas. Los motivos del fracaso escolar son muchos y heterogéneos, siendo los problemas visuales una de sus causas más frecuentes.
Las disfunciones visuales están detrás de muchos casos de fracaso escolar
En principio, se considera fracaso escolar a aquella situación en la que el alumno no rinde al nivel esperado. Existen factores externos a los propios alumnos que favorecen este bajo rendimiento, como un entorno familiar y social inadecuado o, incluso, las deficiencias del propio sistema educativo. Otras circunstancias son personales, como la falta de motivación y los problemas de salud, siendo las disfunciones visuales el mótivo más frecuente de estas causas relacionadas con la salud.
Los expertos consideran que aproximadamente el 30% de los alumnos sufren distintos tipo de disfunciones visuales no detectadas o mal corregidas, las cuales pueden provocar problemas en el aprendizaje.
Ver bien, tanto de lejos como de cerca, es fundamental en la cadena del aprendizaje, siendo en ocasiones el factor que determina el éxito o fracaso de un niño en su periplo académico. Los problemas que más pueden llegar a afectar al rendimiento escolar son los defectos refractivos (miopía, hipermetropía y astigmatismo), aunque los problemas binoculares, como ambliopías y estrabismos, también pueden dar lugar a fatiga visual y malestar, afectando de manera considerable a los niveles de eficacia y aprovechamiento por parte de los escolares.
rendimiento escolar
Cómo detectar problemas visuales
Para evitar que un niño pueda ver retrasado su desarrollo escolar por parte de un problema visual, este debe ser detectado y corregido lo antes posible. Estos son algunos de los síntomas que deben alertar a profesores y padres sobre la posibilidad de que el niño o niña sufra alguna anomalía visual:
- El escolar se acerca mucho a los libros o a la televisión.
- Se distrae mucho al leer o escribir.
- Muestra baja compresión de lo que acaba de leer.
- El niño o niña se fatiga en exceso cuando es sometido a estímulos visuales.
- Tiene una mala escritura a mano.
- Entorna los ojos para ver la pizarra o fijarse en detalles lejanos.
- Se queja de visión borrosa, fatiga visual y dolor de cabeza.
- Se advierte hiperactividad durante las clases.
- Invierte las letras o los números al leer o escribir.
- Presenta un bajo rendimiento escolar difícil de explicar.
Es imprescindible la realización de revisiones visuales periódicas a edades tempranas para descartar defectos refractivos como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo. También se debe examinar si el niño o niña tiene disfunciones binoculares, puesto que, como ya hemos comentado, también influyen mucho en el retraso escolar.